De sentimientos o de la falta de éstos va a tratarse el contenido de este artículo. Al hilo de los anteriores en los cuales comentaba el sentido de diversas acepciones del término "crisis en el arte", éste tambien plantea la misma clase de "crisis artística" agónica y permanente.
La misma creación en el arte parte de una análisis social distinto al científico puesto que no es la razón la que juzga sino el sentimiento. Así, la propia creatividad que genera las obras más bellas bebe de la inquietud y la desazón del artista escruta el mundo a su manera estética. Quizás por esto, en la etimología de la palabra "estética", del griego "aisthesis", el significado que subyace es el propio ya aludido: la sensibilidad.
Por extensión, dentro de las corrientes del Arte que más han abundado en el énfasis sensible, tendríamos que destacar el Expresionismo (también el Romanticismo), cuya emblemàtica obra, "El grito", de Munch, es representativa de la dialéctica generadora del mismo desgarro existencial que surge de las entrañas del ser humano que intenta superar su condición a través de la creatividad.
Tendríamos que sumar a esta cita, desde la admiración sentimental que me suponen estos artistas, que no desde el afán intelectualista vanidoso del que carezco absolutamente desde que inventaron la "Wiquipedia",(insuperable según se mire), a los precursores del Expresionismo, los murales bizantinos, Giotto, Rembrandt, Goya, Delacroix, hasta la irrupción de Van Gogh, Ensor, Kirchner, Kandinsky, más todos aquellos que por algún motivo ocupan páginas señaladas en la Història del Arte, por haber interpretado el mundo desde el sentimiento, desde la sensibilidad.
Por ello, si hay alguna cosa que me haya irritado sobremanera durante estos años de experiencia profesional como restauradora de obras de arte, e, incluso, también como artista creativa, es el intrusismo.
Personas sin preparación o sin la suficiente preparación tanto intelectual como profesional se atreven a intervenir sin ningún reparo ni conciencia moral en una pintura, una talla, escultura, un documento único, o cualquier antigüedad a las que se le debería de tener un respeto, puesto que las valoramos hoy en día, precisamente por su ahondar en el sentimiento humano. Intrusismo y cara dura. De ésto hay mucho.
No son pocas las veces que en mi periplo personal me he encontrado con tener que restaurar obras de arte que otros, no preparados, habían dejado en un estado lamentable y que, en la mayoría de los casos, hasta habían cobrado más que yo.
También he visto cosas peores de las cuales tengo que callarme respecto a sus protagonistas puesto que no todas las personas que ocupan ciertos cargos de decisión son iguales, pero he presenciado como el cura responsable de una parroquia prefería dar a restaurar tallas de bastante valor histórico a cualquiera ("als xicons"), a los "festeros" que las íban a repintar, antes que a mi misma o a otra persona titulada y preparada para ello.
En otros sitios, el agraciado era un tal decorador. En otros era el pintor local de marinas y albufera, el manitas, la que mejor hacía los bolillos, la que había hecho un cursillo de restauración de muebles y que te podía aplicar un decapante a una pintura del XIX. En el mejor de los casos se trataba de un titulado en Bellas Artes pero no especializado en Restauración, que también pueden hacer sus desastres particulares.
En nuestra comarca, la Ribera, estas cosas pasan, puesto que la mitad de los casos que refiero los he vivido aquí.
Recuerdo el caso de una restauración de una cómoda del XIX de una clienta particular de esta comarca que venía de una restauración anterior hecha por una cursillista. Por cierto, deberían de prohibir ciertos cursillos. La madera estaba rechupada y fea. Sólo habían pasado dos años de la intervención anterior. No le había quitado el barniz y había repintado encima y con barnices sintéticos. Además a mi clienta hasta le daba vergüenza decirme lo que había pagado por este trabajo, aunque más tarde deduje por ciertas pistas que me dio que había pagado el triple de lo que yo le cobré.
Todos tenemos en mente el caso de la peor restauración de pintura del mundo protagonizada por una vecina de 80 años respecto al Cristo de Borja (Zaragoza) que, según dicen, actuó sin permiso.
Este país estuvo durante un tiempo en boca de todo el mundo porque aquí pasan cosas como ésta que son bastante inusuales en otros sitios. También es cierto que en USA son más frecuentes las matanzas en centros escolares o en otros paises lapidar mujeres acusadas injustamente de adúlteras, pero en el aspecto "chapuzilla" no nos gana nadie y hacer reir a los demás parece que nos hace reir a nosotros mismos.
En definitiva sólo pretendo, con estas reflexiones, que empezemos a considerar seriamente el arte,
tanto el antiguo como el actual, puesto que es una manifestación humana de carácter transcendente que nos acompaña desde el origen de nuestra especie, en la cual era precisamente la persona más importante de la comunidad, el hechicero, el chamán, junto con los artistas especializados, los que se encargaban de esta actividad y no cualquier intruso, cualquier cantamañanas cavernícola.
Lola Arcas
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